La creciente generación de residuos plásticos viene ocupando un lugar cada vez más preponderante en la agenda de gobiernos, organismos internacionales y espacios multilaterales debido a los impactos negativos que éstos generan en la salud, la biodiversidad, los ecosistemas, el clima y actividades económicas, expresaron a AIM desde el Circulo de Políticas Ambientales. Ahora bien, ¿Qué pasará con la nueva gestión en Argentina?
El crecimiento exponencial de la producción y el consumo de materiales y productos plásticos, centralmente desde la década de los ’70; la efímera vida útil de los productos; un decreciente tratamiento de los residuos una vez que estos elementos son descartados; y la larga durabilidad del material han llevado a una acumulación alarmante de plásticos en diferentes ecosistemas alrededor del mundo.
Si bien la realidad es diferente en cada país, lo cierto es que, a nivel global el reciclado del plástico continúa siendo muy bajo y que solo en los últimos años la mayoría de los gobiernos ha puesto atención en el problema. En este marco, han surgido recientemente nuevos esquemas de gestión posconsumo y normativa actualizada con la intención ya no sólo de reciclar los residuos plásticos sino, además, de hacer foco centralmente en la minimización en el origen, lo que incluye mejorar el diseño y prohibir o sustituir materiales y/o productos químicos.
Paralelamente, se han iniciado las negociaciones internacionales por un acuerdo global contra la contaminación plástica; y la agenda de químicos, plásticos y microplásticos comienza a actualizarse y a adquirir una mayor relevancia a través de la sanción de nuevas resoluciones de agencias internacionales o mediante su incorporación en acuerdos, tratados y espacios multilaterales ya existentes. A pesar de todo este movimiento a nivel internacional, la Argentina sigue estando al margen de la discusión, de los cambios y de la innovación en materia de gestión. En relación con el manejo integral de los residuos, cabe señalar que la normativa vigente presenta una estructura que se encuentra desactualizada frente a la realidad actual de la producción, del comercio y del consumo.
Es necesario modificar las normas vigentes e incorporar nuevas regulaciones específicas para aquellos aspectos relevantes en el marco de una economía circular. Si bien algunos actores han promovido la sanción de regulaciones más acordes al contexto actual, éstas han fracasado una y otra vez.
En el marco de los cambios acelerados y estructurales que se están sucediendo en materia de acuerdos internacionales y regulaciones relacionadas a toda la cadena del plástico -industria química y petroquímica; industria transformadora; industria recicladora; industria de productos masivos (envasadora); etc.-, la Argentina debe realizar una transformación significativa de su marco normativo. Y, claramente, el Congreso de la Nación tiene el rol fundamental, no solo por su competencia para dictar leyes (entre ellas las de presupuestos mínimos de protección ambiental) y aprobar acuerdos internacionales, sino también porque constituye el ámbito más amplio y plural para promover el debate y el consenso entre las partes interesadas.
Argentina y las regulaciones pendientes
La demora en la adopción de legislación al respecto en nuestro país nos otorga la ventaja de contar con la experiencia de más de 30 años de sistemas REP (Responsabilidad Extendida del Productor) implementados en diferentes países.
Un aspecto gravitante en el principio REP es la prevención en la generación de los envases; la contaminación plástica ha dejado en evidencia que ya no alcanza con el reciclado, por lo que se deben implementar medidas que impacten en todo el ciclo de vida de un producto. La prevención en la etapa del diseño es clave, ya que es la fase donde se conforma el residuo que se genera posteriormente, por ello es tan importante la configuración de un sistema REP, dado que no solo se busca gestionar los residuos, sino más bien crear incentivos en el productor para disminuir la generación de residuos de envases.
Es necesario implementar un sistema REP procurando la prevención en la minimización de los residuos y la eficiencia de los recursos. El importante retomar el debate que se ha venido dando en los últimos años en la cámara baja, con los diferentes textos de ley e incluyendo el aporte de diferentes actores, como así también vasta experiencia en torno a los sistemas REP en América Latina y el mundo.
Una de las razones que han dificultado el avance de este tipo de normativa es que no se ha logrado sostener un debate constructivo acerca de cómo equilibrar los roles que deben cumplir el Estado, el sector privado y las organizaciones de recuperadores. Por ello, se debe lograr un sistema que contemple e incluya a todos los actores, bajo el Estado como contralor de dichos sistemas. Además, los productores deben ser responsables económicamente de los envases posconsumo que generan a través de la comercialización de sus bienes de consumo masivo.
Argentina tiene todo por hacer en materia de economía circular del plástico y de la gestión de químicos. El retraso del país con respecto al mundo y a las naciones vecinas puede ser una oportunidad para aprender de los caminos recorridos en otras latitudes, de sus aciertos y errores. Se debe avanzar en la actualización de toda la normativa en materia de gestión de residuos y de gestión de químicos, adaptándola a los tiempos actuales, a las demandas globales y locales.